La Pasión en Boñar del 27 de marzo de 1994

Existen momentos en la vida que se transforman, sin querer, en acontecimientos culturales que marcan la historia de una zona porque son compartidos por una gran mayoría social que les imprimen ese carácter de relevancia y significatividad que perdura en la memoria de quienes los compartieron y disfrutaron.

Eso ocurrió con la representación del auto teatral LA PASIÓN en una abarrotada iglesia de Boñar (medio millar de personas) en la tarde del Domingo de Ramos un 27 de marzo de 1994.

Cumpliéndose ahora los 30 años de su celebración, me gustaría compartir los entresijos de su preparación y realización, no todos porque algunos siempre se escapan y otros son vivencias y sentimientos personales que permanecen en nuestra particular biblioteca de los recuerdos más significativos de nuestra existencia.

Antes del relato quiero expresar mi agradecimiento a mi amiga Gelines (María de los Ángeles del Río Alonso) sin la que La Pasión no hubiera podido ver la luz, como tampoco la docena larga de obras de teatro que vieron la luz en Boñar entre 1988 y 1998. A Javi (Javier Manso Tejerina), el gran animador cultural de mis años jóvenes, por su continua amistad y la vida compartida en estos años. Y a ese grupo de entonces "chavales" de Boñar, La Devesa de Boñar, Palazuelo de Boñar, La Losilla y Barrio de las Ollas que priorizaron una actividad cultural al tiempo de ocio.

Boñar.
Biblioteca pública. Planta baja del Ayuntamiento
Una tarde de finales de agosto de 1993.



Habíamos quedado Gelines del Río y quien escribe para hablar del proyecto de teatro para la próxima "temporada" cuando surgió intentar la representación casi completa de LA PASIÓN, una obra escrita en verso por Enrique Pérez Escrich en el siglo XIX. El libreto que había caído en manos de D. Carlos Santos Vega, a la sazón, párroco de la villa, procedía de Villafruela del Condado. Algunos cuadros o escenas se habían representado algunos años antes durante la nocturna Hora Santa del Jueves Santo con un grupo reducido de 13-14 actores dirigidos por Javier Manso Tejerina. En esas ocasiones yo había participado en el papel de Judas Iscariote.

La apuesta era de gran calado. Barajamos pros y contras. Dentro de los primeros podíamos contar con el lugar (la iglesia), el apoyo de D. Carlos y de Javier, cortinajes para organizar un escenario, y un atrezzo parroquial bastante importante (túnicas procesionales, trajes de las cabalgatas...) al que completar con elementos fáciles de conseguir, el conocimiento de algunas escenas con posibles actores "repetidores", el entusiasmo... En el lado opuesto estaba como gran reto conseguir un elenco personal tan numeroso (la obra necesitaría de 43 personajes), jóvenes cuyo acercamiento al teatro y a la narración en verso les sería bastante ajeno, que serían también de los pueblos cercanos (añádase el problema de desplazamiento a los ensayos) y estudiantes que tendrían que compaginar estudios académicos con aprendizaje de papeles complejos y largos en algunos casos.

Y la decisión fue rápida aunque no exenta de cierto vértigo. El paso siguiente fue estudiar más pormenorizadamente el texto, variar algunas expresiones o vocabulario sin perder la rima y simplificar el conjunto (por ejemplo, decidimos cortar una breve escena inicial que se centraba en el encuentro de Jesús con la samaritana junto al pozo y una final con la aparición de Jesús a sus discípulos por dos motivos principales: la primera podría parecer artificial con todo el conjunto y con la final se alargaba la representación y complicaba más personajes. Así decidimos también introducir un personaje ficticio, el apóstol Juan anciano, escribiendo el propio relato de la Pasión (papel que le vendría ni pintado a Javier) para dinamizar los entreactos así como el inicio y una parte del final de la obra. El final lo cerraría la voz de Jesús con el mandato misionero a los apóstoles. La redacción de estas intervenciones fue rápida y fluida y en una semana las había dado forma así como la de reducir las personas necesarias a 38 al poder realizar algunas de ellas dos personajes "de reparto" que no coincidían en escena.


Siguiente paso: "A la caza de los intérpretes". Clasificador en mano comenzamos por los que ya la habían representado y luego siguió la gran carrera para animar a los jóvenes del instituto de Boñar. 
el proceso-respuesta fue relativamente ágil aunque nos atascamos con algunos de los personajes de peso que requerían algunas dotes interpretativas. El personaje de Jesús nos suponía un contratiempo en los ensayos porque el elegido, Javier Manso (sobrino) estudiaba fuera de Boñar y no podría estar en todos. Teníamos a todos pero nos faltaba alguien para el papel de Pilato y no encontrábamos a nadie. Cuando le dije a Gelines que me hacía cargo yo del gobernador romano sabía que ello implicaría que sobre sus hombros recaería la coordinación de todo el movimiento de personajes entre bambalinas (entradas y salidas por las tres puertas de acceso al escenario, la preparación en el set previo a las intervenciones y, por si fuera poco, también la salida de la iglesia por detrás para entrar por su puerta principal y organizar el camino al calvario por el pasillo central). Yo la estaría apoyando en lo que pudiera y me dejara la atención a las luces y la introducción de la banda sonora en los momentos más importantes (de la selección y la grabación en una cinta de casete de los 28 minutos de música no entraré porque fue otra larga y jugosa aventura con los medios que se disponían por aquel entonces). Con la elección, adjudicación y entrega de los papeles respectivos para su estudio y aprendizaje transcurrió el otoño a una velocidad de vértigo.


Tras el fin de las vacaciones de Navidad, el año 1994 dio comienzo a los ensayos durante casi tres meses. Los organizamos en dos semanales durante los meses de enero y febrero. Además, para hacerlo más ágil se ensayaban dos actos un día y el tercero, otro. Las tres semanas de marzo previas a la representación fueron ensayos completos los dos días. Todo parecía encarrilado (vestuarios, movimientos en escena, pocas dudas u olvidos...) hasta que dos semanas antes del Domingo de Ramos (día elegido para el estreno), Francisco "miguinas", que daba vida a uno de los sacerdotes, rompió una pierna. Todavía recuerdo la adaptación de las escenas en las que participaba y los ensayos extra de las mismas con los otros tres sacerdotes involucrados (Gustavo Silva, Alberto Martínez y Raúl Valle) en el salón de la casa de mis padres.


El ensayo general, el fin de semana previo a la Semana Santa, con vestuario, luces, sonido, movimientos fue una pesadilla. Todo lo que salía bien, no salía. Aquel que no se había confundido en sus frases hasta ahora o al entrar o salir a escena, lo hacía. Y para redondearlo, habíamos invitado a los corresponsales de los medios provinciales para que se hicieran una idea de lo que habíamos preparado. Cuando salimos del ensayo, Gelines y yo sabíamos que no dormiríamos bien hasta el Domingo de Ramos.

El cartel anunciador tuvo una autoría compartida. La inicial se la debemos con gratitud a Luis Manso que había preparado uno para las ocasiones anteriores de la Hora Santa mencionada anteriormente. Sobre su base, introduje algunos añadidos y variaciones que dieron lugar al que finalmente se distribuyó por todo el contorno y que Enrique Pérez, en su retablo leonés del Diario de León, me atribuyó solo a mí. Pero a Luis lo que es de Luis también.


 El resultado final fue una representación antológica que ha marcado la historia de esta villa fruto del trabajo de unos jóvenes que antepusieron una buena parte de su tiempo libre a una apuesta común, cultural y de gran dificultad. Este fue el sentir que nos trasmitieron vecinos, personas que vinieron de lejos, incluso de otras provincias, y los medios de comunicación. 

Solo me gustaría añadir que si alguien tuviera y quisiera enriquecer el apartado fotográfico del artículo estaría encantado de incorporarlo (enviar a jcgcaballero@gmail.com)

La Crónica 16 de León abrió el lunes 28 de marzo con estas tres referencias:








Algunas curiosidades:
Anotaciones laterales de las luces que estarían encendidas o personajes y puertas por las que accederían al escenario.
Parte del texto que elaboré para dar vida al apóstol Juan de anciano:
Minutaje y orden de grabación de la banda sonora de La Pasión