C/ Juan Antonio Fdez. Gutiérrez. Víctima del terrorismo

Encuadre histórico del trágico suceso
En 1.964 PCE de Santiago Carrillo sufre una escisión de la que nacerá el PCE marxista-leninista una fuerza más a la izquierda que recriminará la blandura de su progenitora. Sus militantes inspirarán la organización española FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) que recurrirá al terrorismo en su lucha contra la dictadura de Franco. Aunque hasta el 24 de noviembre de 1.973 no se constituye formalmente en París con el respaldo de 11 organizaciones de ideología comunista, ya se habían redactado sus principios y acordado su existencia el 23 de enero de 1.971 en la ciudad parisina, en concreto, en el piso del dramaturgo estadounidense Arthur Millar, en una reunión coordinada por su amigo Julio Álvarez del Vayo, un socialista exiliado tras la guerra civil española. Que radicalizaría su postura hasta llegar a ser elegido el primer presidente del FRAP en enero de 1.974.
El 1 de mayo de 1.973, durante las tradicionales manifestaciones de la clase trabajadora en Madrid, el FRAP va a aparecer en escena por primera vez.

Juan Antonio Fdez. Gutiérrez
Comienzos del otoño de 1.952 en Boñar. Teodomiro Fdez. Alonso (natural de La Pola de Gordón), de 31 años, se había trasladado a la villa por motivos laborales para trabajar en las minas cercanas y desempeñaba la labor de especialista mecánico en el exterior de ellas. Su mujer, Manuela Gutiérrez Bayón estaba a punto de dar a luz. El feliz acontecimiento sucedería la noche del 26 de septiembre. El varón sería bautizado con el nombre de Juan Antonio.

La fecha fatídica
El discurrir de los años hizo que el joven Juan Antonio entrase en el cuerpo de la Policía. En 1.973, estaba asignado a la Brigada Político-Social (BPS) con el rango de subinspector. Junto con dos compañeros, Bienvenido López García -inspector de tercera- y Faustino Peñabad Castro –policía armado- estaban vigilando a los manifestantes del 1 de mayo desde su coche patrulla en las cercanías de Antón Martín, en concreto, en la calle Santa Isabel, cuando un comando de el FRAP mezclado entre los asistentes preparados con hachas, cuchillos y barras de hierro les atacó. Juan Antonio recibió varias heridas por arma blanca al igual que sus dos compañeros.
Trasladados de urgencia a la clínica privada de la ciudad sanitaria provincial “Francisco Franco”, Juan Antonio fallece a los pocos minutos de ingresar.

La despedida
A las 11 de la noche el féretro llega a la sede de la Dirección General de la Seguridad siendo recibido por el Director Gral. de Seguridad, Eduardo Polanco Rguez., y por el Jefe Superior de Policía, Federico Quintero Morente. Cubierto con la bandera de España es introducido a hombros por sus compañeros.
Al día siguiente por la mañana, en la capilla ardiente, sus familiares reciben el pésame de una multitud entre la que destaca el vicepresidente del Gobierno, el almirante Carrero Blanco y muchos compañeros de las brigadas social y criminal y de la policía armada. Reciben también las condolencias de la Sección Femenina a través de un telegrama de su delegada nacional Pilar Primo de Rivera.
Puesta en marcha la comitiva fúnebre hacia Boñar llega a la villa sobre las seis de la tarde donde les espera autoridades provinciales (gobernador civil, presidente y vicepresidente de la Diputación, el comisario jefe, el General de la Guardia Civil, el delegado de Educación y el de Vivienda) y la corporación municipal local para conducirlo a la capilla ardiente que se instala en la casa consistorial.
Al día siguiente, 3 de mayo, se oficia el funeral a las doce y media de la mañana. Los titulares del Diario de León definen muy bien el ambiente “Crimen en Madrid y dolor en Boñar”, “Boñar en Dolor”.

El homenaje póstumo
La corporación municipal encabezada por el alcalde Félix Población Población aprueba en la sesión plenaria del 9 de octubre de ese mismo año homenajear a Juan Antonio Fdez. Gutiérrez dando su nombre a la calle que une la C/Ildefonso Valcuende (actual C/Herminio Rguez.) con la Avda. del Generalísimo (actual Avda. de la Constitución).

Desde aquí mi sencillo homenaje y recuerdo a un joven cuya memoria parece haberse diluido, como la de tantas víctimas del terrorismo, en el silencio de la historia. No podemos permitirnos el lujo de olvidar a quienes dieron su vida para que tuvieramos una vida tranquila y segura. Mi recuerdo y afecto también a su familia.

© Juan Carlos García Caballero


Y el teléfono llegó a Boñar

Si algún convecino que vivió hasta 1.950 "levantara la cabeza" y viera la tecnología telefónica actual se llevaría un buen susto o pensaría que estos aparatos que nos colocamos en la oreja sin más son obra del mismísimo demonio.

Y es que la historia del teléfono en Boñar arranca en la década de los años cuarenta cuando el día 11 de enero de 1-944 la Excma. Diputación Provincial de León remite un escrito al ayuntamiento de Boñar, regido por D. Pío Reyero Suárez, en el que comunica que concederá una ayuda a los ayuntamientos interesados en la instalación de Teléfono. El valor de la ayuda para Boñar será de 4.700 pesetas, estando ya el tendido en marcha.

En esa primavera se cede a la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) la casa de Orencio Gutiérrez Rguez. en la calle Emilio Rguez. (actual José Fdez.) para la instalación de la Central de Teléfonos de la villa.

Tras este primer paso se sucede el intento del ayuntamiento para la CTNE lleve a cabo una red urbana de teléfonos. Sin embargo, en carta remitida el 23 de marzo de 1.946 la compañía le participa de la imposibilidad actual para acometer tal obra.

En 1.949 el ayuntamiento ofrece al Jefe de Telefónica un nuevo emplazamiento para la implantación del servicio urbano de teléfonos: el número 1 de la Calle Inocencio Mateo junto a la plaza. Durante el año siguiente se cubren los trámites necesarios y además se dan seis nuevas líneas telefónicas, una de ellas la del propio Consistorio boñarés.

Por fín, el 24 de febrero de 1.951, a las seis de la tarde era inaugurado el nuevo Servicio Urbano de Teléfonos de Boñar. Aunque joven, aún recuerdo la cabina en el local según se entraba a la derecha o la ventanilla situada a la izquierda desde la cual sobre todo Gelines Gutiérrez, pero también María Carmen, Elvira o Carmen (ésta de Palazuelo) atendían a los usuarios.
En 1.972 la Compañía telefónica arrienda un local en la Plaza Calvo Sotelo (actual plaza del Negrillón) para instalar un servicio telefónico automatizado que ayudará a la generalización del teléfono en los domicilios particulares.

© Juan Carlos García Caballero


El cuartel de la Guardia Civil de Boñar

Boñar, como cabecera de comarca, fue un punto neurálgico y estratégico para centralizar diversos servicios. El ámbito de la seguridad y el orden no iba a quedar descuidado. Destacamento de la Guardia Civil hubo desde la segunda mitad del siglo XIX. Otra realidad es su enclave físico determinado y permanente.

En el siglo XX podemos observar como tras la Guerra Civil. se realizan diversos intentos por poder construir un edificio que albergara a la guardia civil. Me refiero más en concreto al año 1.941 cuando preside el ayuntamiento de la villa D. Malaquías Revuelta Rguez. La corporación municipal, visto el anuncio oficial del Instituto de la Vivienda según el cual este organismo facilitaría-adelantaría el 90% del coste (el 40% sin intereses y el 50% restante al 4% a pagar en 40 años), inicia los contactos pertinentes.

Cuando el alcalde se entrevista con el Teniente Coronel de la Provincia de León se ve la posibilidad de construir un cuartel con 23 pabellones. Sin embargo, y pese a que el ayuntamiento compromete 77.000 pesetas, el coste sigue siendo excesivo y el proyecto quedará en suspenso de momento. Ello no quiere decir que no haya actividad de la guardia civil y que no tengan un "cuartel" en unas casas alquiladas en el primer tramo de la calle Corredera, en la zona de "la calzada".
Cinco años más tarde, con D. Pío Reyero Suárez de presidente municipal, el ayuntamiento solicita a la Junta Administrativa de Boñar la cesión de la parcela de "la Heras" para la posible ubicación del cuartel. Se insiste en la voluntad municipal para la obra pero el Gobierno Civil informa que no puede ayudar debido a los compromisos ya adquiridos y pese a la disposición de recursos que se muestran.

La solución definitiva va a tomar forma bajo el alcalde D. Angel Ruiz Fdez. en la década de los cincuenta. Después de mucho insistir, el Teniente General que dirige la Dirección General de la Guardia Civil, pide la copia de la cesión de un solar de 3.000 metros cuadrados y del compromiso de aportar 160.000 ptas. para los pabellones por parte del Ayuntamiento. En un primer momento la corporación boñaresa recibirá el varapalo de la Diputación Provincial que no concede el préstamo necesario para acometer la obra.

El Ayuntamiento de Boñar acude a la Caja y Monte de Piedad de León para solicitar un crédito de 158.400 ptas. que le es concedido. Al mismo tiempo se solicita a la Junta Administrativa de Boñar la cesión de los terrenos necesarios en "La Loma", lo que hace ésta en escrito de 3 de marzo de 1.956. En abril el Ayuntamiento cede gratis este terreno al Estado para que se inicien las obras de construcción. Al año siguiente se comienza primero el desmonte necesario y la posterior construcción del edificio definitivo que alberga el cuartel de la Guardia Civil de Boñar.

© Juan Carlos García Caballero

El castro antiguo de Boñar

Debido a la presión de diversas tribus de origen germano, varios grupos célticos emigran hacia el sur de Europa y se distribuyen por toda la península ibérica, en especial por su mitad norte. Los arevacos se asientan cerca del nacimiento del río Duero, los vaceos hacia la actual provincia de Zamora...

Entre estos nuevos visitantes permanecen generaciones de tribus indígenas que habían iniciado la exploración de los valles altos de la vertiente leonesa de la cordillera Cantábrica y que serán celtizadas en mayor o menor medida. Ya en el siglo II a. de C. dos pueblos prerromanos destacan por su asentamiento e influencia celta. Me refiero a los astures y a los cántabros.

El historiador Claudio Sánchez Albornoz coloca significativamente la frontera leonesa entre ambos en la cuenca alta del Porma: los astures hacia el poniente de la línea imaginaria que uniría el puerto S. Isidro, Cofiñal, Vegamián y Boñar (de aquí a Cistierna, Puente Almuhey para descender el Cea y untarse con el Esla en Benavente) y los cántabros hacia el saliente de dicha línea.

Este mismo momento coincide con la cultura castreña en esta misma zona. Las peculiaridades del terreno apuestan en firme por la propagación del modelo galaico de los castros ante lo inadecuado del modelo meseteño diseñado para zonas más llanas.

Orientados al norte sobre el Puente Viejo de Boñar, avistamos el castro en el término denominado "El Chivero". De forma ovalada, aprovecha la pendiente hacia el río, en la parte sur, y el corte topográfico labrado por uno de los arroyos que surcan Pico Cueto, en el norte y el este. En su parte occidental la defensa desaparece debido a una franja llana por la cual se accede al interior del mismo. Sobresalen en superficie dos altozanos enlazados pur una insignificante vaguada y una muralla de piedra derruida (apenas perceptible por la cubierta vegetal) que recorre de soroeste a noroeste todo el lateral , escorando sus rampas al mediodía.

Si sus habitantes más probables han sido los astures bien podemos saber sus costumbres gracias al testimonio que recogen el historiador griego Estrabón (en su tercer libro de la obra Geográfica) y su homólogo romano Dión Casio. Amantes de la libertad y con una alimentación basada en la recolección de frutas y frutos. Con las bellotas (producto esencial de su dieta durante casi todo el año), una vez molidas y secas, elaboraban un pan que duraba bastante tiempo. Guisaban con manteca en especial la carne de cabrito.

Los hombres se distinguían por una vestimenta oscura y una cinta ceñida a la frente que sujetaba sus largos cabellos. Las mujeres preferían adornar sus vestidos con motivos florales. Dormían en el suelo y tuilizaban lanzas, espadas y puñales para el combate y la caza. Eran valientes y fieros de carácter. En su organización social existía un fuerte vínculo que unía a los individuos de una misma gentilidad: la consanguinidad, la afinidad familiar.

Sus viviendas, de pared de piedra se remataba por cónicos tejados elaborados con caderas y elementos vegetales (urces, pajas...). En su interior, la habitación dedicaca a vivienda colocaba pegado a los muros de piedra un banco en donde se distribuían los componentes de la familia según su edad. El fuego se colocaba en medio de la estancia.

(Cf. "Boñar. Final de un histórico letargo" páginas 42-45)


La granja del monasterio de Vadediós en La Vega de Boñar

Santa María de Valdediós fue fundado el 27 de noviembre de 1200 por los reyes de León Alfonso IX y Berenguela, los cuales donaron a la abadía de Sobrado (La Coruña) el valle de Boiges (al sur de la actual villa asturiana de Villaviciosa para que fundara en él un nuevo monasterio cisterciense. La estrecha relación entre el monarca y la abadía hace crecer la importancia de este monasterio.


El hito histórico que nos interesa es el acaecido seis años más tarde. El 2 de abril de 1.206 el rey leonés les concede el permiso para levantar un manasterio en la cuenca del río Porma, cerca de Boñar. A ello se une la donación en el lugar de prados, heredades y todo cuanto allí posee el rey. Así se inicia la historia del monasterio de Vadediós en La Vega de Boñar.


Esta medida no fue bien acogida por el obispado leonés. No entendían como el mismo rey que les había dado el permiso para extender su posesiones desde Mansilla hasta las villas y lugares de Boñar y Lillo cinco años atrás, ahora bendijese la llegada de "competidores". Ello supuso el inicio de acciones legales que llegaron hasta el mismísimo papa Inocencio III que desde la ciudad italiana de Viterbo dio poderes al obispo de Astorga el 24 de septiembre de 1.207 para que interviniera en el conflicto entre obispo de León y monasterio de Valdediós, y oídas las partes, resolviese la causa. Según se desprende de la "litterae executorie", el pontífice ya conocía que el rey leonés había bendecido la llegada del monasterio del que había puesto la primera piedra. La resolución favoreció a Valdediós.


Muy posiblemente, esta conflictividad llegara a frustrar un proyecto que hubiera supuesto una situación mucho más tensa entre ambas instituciones eclesiásticas. Me refiero al fallido intento de trasladar el cenobio fundacional de Valdediós a La Vega de Boñar como consecuencia de la climatología asturiana más adversa. Estos hechos se datan en 1.218. Tras la decisión de permanecer en Asturias se comienza a construir el templo abacial. Y prosigue la vida en la granja monástica boñaresa.

La gracia regia supuso en la práctica la configuración de la Real Jurisdicción de La Vega de Boñar que integraría a este núcleo poblacional además de Adrados, Las Bodas, La Debesa de Boñar, Llamera, La Mata de la Riba, Valdecastillo y Voznuevo. Estructura que perdurará hasta la configuración de los ayuntamientos en el siglo XIX. Esta Real Jurisdicción estaba gobernada por la granja de Valdediós que nombraba juez ordinario en el concejo. La comunidad monástica no pudo ser muy importante. De seguro sabemos que en el periodo de los siglos XVII-XIX era un único religioso el que habitaba en La Vega. Cabe la hipótesis de que en un inicio pudieran ser tres.

Sea como fuere, el final de este monasterio llega 634 años después de su fundación en pleno proceso de desamortización. En ese momento su prior (fray Fernando de la Hennan) administraba cuatro tierras de siete fanegas de sembradura y dos prados que daban tres carros de hierba. La tramitación de su expediente por el contador de Arbitrios de la provincia de León, iniciado el 22 de agosto de 1.838, calcula el valor de las rentas en 303 reales y 20 maravedíes. La casa-priorato que habitaba el fraile, fue capitalizada separadamente con un valor en venta de 6.527 reales. El madrileño Joaquín Alvarez Quiñones adquirió las fincas por 18.100 reales y el zamorano Miguel Arias Cachero (muy ligado a la familia de los "Alfonso" de Boñar) la casa por 10.000 reales.


¿Cuál es su historia más reciente? Una ruina que camina hacia el derrumbe de la única pared que le queda en pie y no completamente. Una dejadez que amenaza con borrar para siempre todo un símbolo histórico de Boñar y su municipio. Y las distintas administraciones colaborando activamente con su silencioso pasotismo. Al menos tenemos la fortuna de recordar lo que pudo ser el monasterio con esta instantánea realizada en 1.974 por José Manuel Villa Revuelta (gracias Pepe) incluida en mi libro (gracias Pepe).


(Cf. "Boñar. Final de un histórico letargo" pp. 70-71, 103 y 150-151 y archivo personal del autor)

Juego sobre la Historia de Boñar


¿Qué tienen en común el municipio de Boñar y este sepulcro de la catedral de León?
Pista 1: Se trata del sepulcro del rey Ordoño II situado en la girola, justo al otro lado del retablo principal del presbiterio.
Pista 2: Vivió en el siglo X
Pista 3: Hizo una importante donación a esta zona
SOLUCIÓN:

Prehistoria de Boñar: El hacha calcolítica de Boñar

Durante el Neolítico las condiciones climatológicas y los nuevos soportes técnicos permitieron el desarrollo de la ganadería y la agricultura así como la emigraciones y la posterior estabilización de núcleos poblacionales en las zonas más septentrionales de la península ibérica. La calidad de vida y la explotación de nuevos espacios favorecieron el crecimiento demográfico. No obstante habrá que esperar a comienzos del tercer milenio ante de nuestra era para asistir a la utilización de los metales.

Gordon Childe, un eminente estudioso de la prehistoria, explicó el acercamiento del hombre a regiones metalíferas como el resultado de la búsqueda de piedras estimadas. La utilización del cobre, un material maleable fundido pero duro y resistente una vez enfriado, dará origen al nombre de un periodo histórico, el Calcolítico.

Las condiciones de las primeras ondulaciones cantábricas de León definían un espacio atractivo y rico en recursos materiales y naturales. Algunos grupos de indígenas llegaron a estos lugares, también a la cuenca del Porma. Su presencia se atestigua con escasos pero relevantes vestigios hallados con relativa modernidad.
De los alrededores de la peña La Salona, hacia La Calda, fue rescatado un hacha-escoplo de cobre cuya datación cronológica la sitúa entre los años 2.700-2-400 antes de Cristo. Su tamaño es singularmente reducido (129 x 49 x 13´5 mm.), su sección biconvexa y su forma trapezoidal encajan en las características de otras hachas localizadas en lugares relativamente cercanos como Redipollos o Aralla.

Supe de su existencia al consultar la tesis doctoral de Jose Avelino Gutiérrez González "Poblamiento antiguo y medieval en la montaña leonesa central" (León 1.985), dentro de la cual dedica un capítulo a los hallazgos y a los poblados de la cuenca del Porma durante toda su historia. Esta obra guiaba hacia otra más general, el "Catálogo monumental de la provincia de León", en dos volúmenes, de Manuel Gómez Moreno. Ello condujo a conocer que se hallaba depositada en el museo provincial de Ávila.

Puesto en comunicación con dicha institución, cuya sede se encuentra en el Palacio de los Deanes, cerca de la puerta de la catedral pero en el exterior del perímetro amurallado, fui amablemente atendido por su directora en ese momento (1.994-1996) Dña. María Mariné Isidro que se puso sin tardanza a consultar los fondos custodiados. Así en la caja inventariada con el número 95/88/14, descansa este pequeño pero crucial objeto histórico de Boñar que tuve la fortuna de examinar "in situ" en la visita que realice a dicho museo en septiembre de 1.998. Un día emocionante en el cual pude retroceder 4.700 años de nuestra historia. Mi gratitud al museo provincial de Ávila y a su directora.


(cf. "Boñar. Final de un histórico letargo", páginas 41-43, 174, 191)

El puente viejo de Boñar o "La puente de san Pedro"

El contexto histórico en el que nos situamos es el final del siglo XIII e inicios del XIV, en el reinado de Fernando IV el Emplazado (Sevilla 1.285-Jaén 1.312) nieto del famoso Alfonso X el Sabio. Sube al trono tras la muerte de su padre Sancho IV (+1.295). Se dedica a reforzar la reconquista en el sur peninsular y a gobernar sus territorios.

Tengamos en cuenta también que el monasterio de Valdediós, desde su tierra asturiana cercana a Villaviciosa, había atravesado la cordillera Cantábrica y se aposentó en La Vega de Boñar allá por 1.206, más en concreto, el 2 de abril cuando el rey Alfonso IX le concede permiso para levantar un monasterio en este anejo a la villa de Boñar.
No olvidemos tampoco que en Boñar nos encontramos con dos ramales secundarios del Camino de Santiago, uno que ascendía valle del Porma arriba para descender hacia la cámara santa de Oviedo y otro que discurría en paralelo de la cordillera y que era utilizado para escapar del calor del estío de la vía principal santiaguesa.

Vemos como Boñar y su vega se configuran como un nudo de comunicaciones importante y como punto estratégico de intercambios comerciales. Sin embargo debe contarse con un elemento natural que debía ser salvado: el río Porma.
Sus aguas bravas debían sortearse en un paso concreto y no lejano al núcleo poblacional. Muy posiblemente existiera ya un pequeño puente (quien sabe si desde la época romana) cerca de las caldas de la villa, que recibiría las embestidas derivadas del deshielo primaveral y de las ocasionales pero desastrosas crecidas por las tormentas estivales lo que derivaría en continuas reparaciones del mismo.

La solución definitiva a este acuciante problema se gesta el 25 de agosto de 1.305 cuando Sancho Sánchez, Juan García y García Fdez., por mandato del rey Fernando IV, redactan en Burgos la concesión del pontazgo "de la puente de san Pedro de Boñar" al monasterio de Valdediós. En compensación por la merced, el monasterio encargará cada año una misa a un capellán para rogar por las almas de sus antepasados y por la vida y salud del otorgante.

Por lo comentado en el documento tanto el hospital que acogía a "los homes y mugeres probes e los romeros que vinen y llegan" como el propio puente se hallaban en muy mal estado. El Porma es calificado como río fuerte y peligroso. Todo el que cruzare el puente, excluidos los vecinos del concejo de Boñar, debería pagar cierta cantidad de maravedís "De cada carro que por ai pasare cargado quattro noveno y del vazio dos mrs. e de las Bestias cargadas dos mrs., e de las Bacas e de los Bueyes dos mrs., de cada una e de las cargas de Madera dos mrs. de cada una, e de las obejas y caerneros e cabras y cabrones ansi como lo usaron siempre en tiempos de los Reyes, onde yo vengo en los ottros lugares de mis Reinos". Queda aclarado que estos ingresos deben destinarse con prioridad al mantenimiento y reparaciones del puente y del hospital.
El diseño definitivo alumbró ocho bóvedas dibujadas mediante una esmerada composición de sillares. Su altura máxima tocó los 4'73 metros y la anchura de luz de la bóveda más grande llega a los 9'40 metros sobre el río. La unión de las bóvedas se realiza en imponentes pilastras protegidas, en ambos lados por tajamales o adiciones pétreas en forma de ángulo que cortan la corriente de agua brindando así una protección auxiliar a la construcción.

Termina el documento con una advertencia dirigida a quienes no respeten la Real Cédula de esta concesión regia. Quienes la desoigan serán obligados a "pechar" (pagar) 1.000 maravedíes de moneda nueva. Alfonso XI el Justiciero (1.311-1.350) confirma la concesión hecha por su padre el 27 de mayo de 1.331 en Talavera, validando los Privilegios, Franquezas y Cartas que el monasterio de La Vega de Boñar recibió de su antecesor y reafirmando la multa fijada en ellas.

Pero la picardía fue la respuesta a tales privilegios. Los habitantes de Lillo y otros personajes con intereses en estas tierras y pastos adyacentes buscaron entonces cartas que los eximieran de desembolsar dinero para satisfacer el pontazgo del puente de Boñar. Esta postura, alentadora de exenciones falsificadas, proliferó hata el punto que los monjes de Valdediós tuvieron que solicitar otra Carta Real que dejase sin efecto las abundantes exenciones que circulaban o que, al menos, denotara el rango superior de su Real Cédula y la obligada pleitesía a la misma. Esta Carta fue sellada en Valladolid el 12 de noviembre de 1.334.

En el transcurso del siglo XIV la situación se deterioró. No sólo presentaban exenciones los habitantes de la zona de Lillo "Iglesias e ciudades o villa, o lugares o conzejos o personas, particulares, de cualquier estado o condición" arribaron al conjunto de los presuntos beneficiados. Por ello, Enrique II tuvo que encargar a uno de sus escribanos, Pedro Alfon, en 1.394 que confirmara la concesión del pontazgo y elevase la multa a 6.000 maravedíes.

Con la desamortización (término que enmascara la legalización del robo del Estado a todos los niveles)de bienes eclesiásticos nobiliarios y de propios de los ayuntamientos, el pontazgo pasó a depender del ayuntamiento de Boñar que siguió obteniendo usufructo del impuesto hasta 1.860.

En la actualidad, estamos todavía a la espera de que se incoe un expediente para la declaración de Bien de Interés Cultural de este hermoso puente cuya vida está perfectamente documentada.

Debe advertirse que lo poco que se ha escrito sobre este puente parece no encontrar un equilibrio sobre su origen exacto. La opinión que me he ido formando a la vista de numerosos datos la expongo en cuatro momentos que se han sucedido en el tiempo:

1- El lugar fue muy probablemente elegido como paso ya en época romana

2- A raíz de la concesión del pontazgo se realizó una primera fábrica de corte medieval, con el típico perfil alomado en su parte central.

3- En el siglo XVII sufrió una reforma importante que conservaría la mayoría de las pilastras a partir de las cuales se establecieron parte de las arcadas actuales.

4- Durante la primera mitad del siglo XVIII se derrumbaron arcos en dos ocasiones diferentes lo que provocó peticiones y pleitos entre la Real Jurisdicción de La Vega de Boñar (regida por el administrador de Valdediós) y la Jurisdicción de Boñar (propia del marqués de Astorga y del duque de Uceda, por mitad) sobre quien tenía que correr con los gastos de las reparaciones.

(c) Juan Carlos García Caballero y cf. "Boñar. Final de un histórico letargo", páginas 85-87

La fuente de la salud

En la terminación sur de la peña La Salona fluye otro manantial distinto a las caldas de la otra vertiente de la peña susodicha.


Es la famosa Fuente de la Salud que, aunque documentalmente conocida desde 1.765, y teniendo en cuenta su proximidad con las Caldas, no debió pasar inadvertida para los romanos.

Con toda seguridad la leyenda latina de su monolito (eregido en 1.868) homenajea a sus antiguos beneficiarios y aconseja a los que más tarde se acercarán a sus aguas en busca de sus propiedades medicinales.

Dice así:


CLOROSIM
SANAT ET
JECUR BLAN
DA DIURESI
APERIT
OBSTRUC
TUM
MARTEN
PRABENDO
SOLUTUM


En un lenguaje más llano, no totalmente literal expresa: "Sana la clorosis y limpia el hígado obstruido con suave diuresis, liberándonos entonces de las molestias o dolencias"
Cabe especificar que la clorosis es una enfermedad padecida por las jóvenes en la pubertad debida al bajo contenido de hierro en sus organismos y que la diuresis alude a la secreción de la orina (aumenta el volumen de agua en ella, la irrigación sanguínea y, en consecuencia, acelera la filtración de sustancias, en especial en hígado y riñones).

Sus indicaciones son diversas: enfermedades pulmonares, procesos catarrales, artritis y reumatismos, dpepsias y enteritis, "infartos" hepáticos, cálculos nefríticos, falta de apetito, gota. Quien use este remedio natural nodere su consumo porque en el siglo XVIII ya sabían de su poder para "mover poderosamente la orina, no menos el sudor y moderadamente el vientre".
Rica en hierro (se nota en el sabor), boro y litio surge a una temperatura de 14 grados centígrados con un caudal medio de 3 litros por minuto.

(cf. "Boñar. Final de un histórico letargo", páginas 51-51)

Caldas de Boñar

Al atravesar Boñar, casi saliendo de la misma en dirección al pantano del Porma, encontramos cerca de la inscripción votiva romana dos surgencias termales hoy en día conocidas como "Calda 1" y Calda 2".

La primera, a la izquierda de lo que fue hace un siglo el edificio del balneario, tiene como destino principal complementar la traída de aguas de la villa. La segunda, en un entorno cuidado y bohemio con sus árboles y mesas de madera, es una fuente pública para el consumo de cualquier interesado o curioso. Entre ambas fuentes suman los 64 litros por segundo de caudal medio.

Sus aguas brotan a 26 grados centígrados desprendiendo oxígeno, anhídrodo carbónico y nitrógeno. Su elemento más concentrado es el manganeso a quien acompañan hierro, cinc y litio en menor cantidad. Con motivo de la apertura del balneario de Boñar a comienzos del siglo XX, uno de los propietarios, José Arroyo Laso, en colaboración con Jesé R. Carracido, catedrático de química biológica, publica un librito de catorce páginas en 1.905 en el que desglosan sus indicaciones: "reumatismo muscular, articular y, sobre todo, erético, infartos de hígado, cistitis, catarros gátricos, intestinales, retardo en la nutrición y dermatosis ligadas a dicho retardo". En 1.913 el doctor Arturo Bustamente ahondará sobre el mismo tema.

Incluidas desde 1.892 en la Monografía de agusa minerales y termales de España, logra el rango de utilidad pública por Real Decreto el 16 de enero de 1.907. En 1.992 un estudio de la Universidad de León clasifica su agua como "bicarbonatada-clorurada, calco-magnésica-mixta, oligomineral y termal.

(cf. "Boñar. Final de un histórico letargo" página 50)

Termalismo: La huella romana y su inscripción

La implantación romana en el término municipal de Boñar no debió ser muy cuantiosa a la vista de los restos conservados. A pesar de Ello hubo "alguien" que inmortalizó su presencia en una de nuestras joyas arqueológicas: La Calda. Sabida es l aafición de los romanos por las aguas termales. No desconocían sus benificiosas cualidades ni el bienestar reconfortante que prestaban al organismo.
Antes de salir de Boñar, en dirección Puebla de Lillo, puede encontrarse en la cara noroeste de la peña La Salona la inscripción labrada sobre una cuarcita pizarrosa de 78x44 cms. que reza lo siguiente:
FONTIS AG
BROCCI. L. VIP ST
ALEXIS AQUILEGUS
V. S. L. M.

La fractura posterior de la roca ocasionó la pérdida de la parte superior derecha de la leyenda y como consecuencia desapareció el final del primer renglón y fue dañado el segundo. Gracias a la similitud formulativa con otras aras votivas de la provincia ha sido posible completar el desarrollo latino de la misma: FONTIS AGINEES GENIO/ BROCCI L(ibertus) VIPAST(anus)/ ALEXIS AQUILEGUS/ V(otum) S(olvit) L(ibens) M(erito). El tamaño de las letras varía entre siete y diez centímetros.

La transcripción al castellano sería: "Al genio de la fuente Agineese, el liberto viscacense de Brocco, el aquílego Alexis, cumplió gustosamente el voto prometido".

En el primer renglón, la dedicatoria va dirigida al genio de la fuente no a lo material de la misma de lo cual se desprende el sentir religioso, la creencia de Alexis en seres superiores o dioses dignos de veneración.
El segundo asienta su proceder social y geográfico. Liberto es un esclavo liberado normalmente a las órdenes de un patrono, llamado aquí Brocco, quien pudo haber arrendado las minas cercanas e incluso los campos de esta vega. Alexis procedía de Vipasca, una región minera del sur de Lusitania (Portugal).

El renglón tercero explica el oficio del protagonista. Los aquílegos eran los encargados de la búsqueda de agua y su conducción a las ciudades (su equivalente actual sería el fontanero). El trabajo fundamental en el caso que nos ocupa estribo en la encañación del manantial.
La última línea abrevia en cuatro consonantes el verdadero sentido de toda la composición, o sea, cumplir de buen grado la promesa contraída con el espíritu de la terma.
("Boñar. Final de un histórico letargo" páginas 49-50)


Fray Elicerio Mnez. del Río. Vida y calle dedicada

A las nueve de la tarde de un 11 de mayo de 1.874 nacía Elicerio Martínez del Río, el benjamín de la familia. Sus padres Atanasio y Ángela, sonreían así a su séptimo hijo. Antes habían llegado Higinia, Átalo (que falleció con dos años), Pedro, Manuela, Avelina y Secundiano. Sin desmerecer a sus abuelos maternos Joaquín y Juana, los paternos tenían raigambre y apellido en la comarca: Miguel Martínez Carretero, de Oville, y Jerónima García Bances (linaje éste destacado en Boñar durante todo el siglo XIX).
Ingresa en el monasterio de los dominicos en Corias, en el valle asturiano del Narcea, donde toma el hábito en 1.891 y realiza la mayor parte de los estudios de filosofía y teología. Será sin embargo en el convento de Salamanca en el que los concluya y en el cual se ordene sacerdote el año 1.900. En los siguientes años desarrolla su labor en los conventos de Oviedo y Montesclaros (Cantabria) siendo también profesor en el seminario de Vergara (Guipúzcoa)

En 1.901 la Orden de los Dominicos acepta asumir las Misiones del Urubamba y Madre de Dios, en Perú, asignando para ello al P. Ramón Zubieta. En 1.906, la provincia Dominicana de España acepta las misiones de la amazonía peruana y envía a seis misioneros entre los que parte fray Elicerio Mnez, con treinta y dos años. El 24 de noviembre desembarcan en el Puerto de Callao (Lima) y marchan destinados al Vicariato Misionero de Santo Domingo del Urubamba, en el sureste amazónico de Perú. Por delante más de 30.000 kilómetros cuadrados de selva dentro de cuyo territorio se encuentran las famosas ruinas de incas del Machu Pichu.

En mayo de 1.907, toma su primer destino: Chirumbia, labor pastoral que compaginará con la parroquia de Quillabamba durante dos años y a la que regresará en 1921, fecha a partir de la cual será atendida ininterrumpidamente por misioneros dominicos que pondrán las bases para la actual ciudad.

En 1.908, realiza un viaje por el Alto Urubamba y sugiere la creación de una misión en un lugar cercano a la boca del río Yavero, llamado Malankiato. Aunque la misión se fundó un año más tarde su andadura fue breve pues los dos dominicos que la dirigen enferman de paludismo y queda abandonada.

En 1.912 el Gobierno peruano concede a los Misioneros Dominicos el Santuario Santa Rosa, en Lima. Al año siguiente, la Prefectura Apostólica asume la categoría de Vicariato Apostólico del Urubamba y Madre de Dios, siendo elegido como su primer obispo Mons. Ramón Zubieta. En 1.913, mientras acude a Roma para ser ordenado como tal, nombra su primer Vicario Apostólico: fray Elicerio Mnez.

De 1.914 a 1.917, también por delegación de Mons. Zubieta, ejerce el cago de Superior y Capellán del Santurio de Santa Rosa, en Lima, desde donde colaboró con gran decisión en la idea de incorporar a las religiosas dominicas en las misiones.

El Capítulo Provincial de 1.919 le designó Predicador General. Aunque regresa al valle de la Convención en 1.920 debe retirarse hasta Arequipa para cuidar su salud. Hasta 1.934 ejerce su labor pastoral en Chirumbia, Quillabamba y Lares, momento en el que es nombrado Vicario Provincial dos veces consecutivas (1934-1942).

Su delicada salud le obliga a regresar a España, siendo asignado a la casa de Villava (Pamplona). Durante un año será capellán de las monjas de clausura de San Sebastián. Su estado físico sigue deteriorándose. Es trasladado a la enfermería de Salamanca donde fallece el 6 de febrero de 1.952.

Decir que su pueblo le dedicó una calle es mucho decir. Una calleja de unos 70 metros de larga fue el “homenaje póstumo” de sus paisanos. Un lugar tranquilo y apartado como aquellas misiones hacia las que se encaminó para predicar el Evangelio que fue su vida.

© Juan Carlos García Caballero